martes, 29 de octubre de 2013

La testaruda

Tengo días y días. Con frecuencia suelo ser torpe, risueña, a veces algo arisca, a veces algo dulce. Y aunque me cueste admitirlo, soy muy sensible. Llorona. Cuando nadie me ve.
También tengo mi lado riguroso, constante, intratable, soy tosca. Como dije antes: arisca es la palabra. Y aunque no sea culpa de nadie, cuando alguien me decepciona, me voy transformando en una persona severa. Incapaz de perdonar por completo. Mortifico. Mortifico a quienes creía que eran...algo más. Luego me encargo, por decirlo de alguna manera, de destruirlos por dentro, y me alejo, por que también soy débil y cobarde. Así de rencorosa soy. Y es sólo para que sepan cuanto me duele todo y cuanto lloro, sin que lo sepan. Y no lo saben.
Es horrible cuando estoy en este estado de rabia inconmensurable, los termino mandando a todos a la reverenda mierda, cuando en realidad sólo espero que vuelvan a mí, y me amen. Así de orgullosa soy. ¡Y eso que no me enorgullece ser Así de orgullosa!. Nadie vuelve. Nadie volvería con una persona así de horrenda.
Cuando me enojo con Otro, es para toda la vida, incluso aunque ya no esté enojada.
Recuerdo que reía con picardía de las cosas que hablabas. En el fondo era algo de admiración. Envidia.
Mientras yo me asentaba en la tierra con todas mis leyes y códigos inquebrantables, con cada pasito pausado y errático que dabas, alzabas vuelo. ¿Por qué yo no puedo? ¿Por qué no puedo alcanzarte?.
Dos personas necesitan perderse para volver a encontrarse. Nunca fue mío y siempre estuvo fuera de mi vida.
Pero en el fondo, lo sigo esperando.

martes, 1 de enero de 2013

Adiós 2012

Voy a hacer una reflexión del 2012...
No fue ni el mejor, tampoco el peor. Fue como cualquier año donde pasan cosas, y más cosas pasaran en este 2013. 
La moraleja: 
Depende sólo de vos mismo. 
No importa con quien o donde estés, aquellos que te aman realmente lo seguirán haciendo hasta el fin de un año, continuaran haciendolo en el comienzo de otro y así se repetirá el ciclo. 
Las familias, ninguna, son perfectas. 
Ser uno mismo es agotador. 
Aprender a amar y tener paciencia también es agotador. 
No siempre tu amor será bien recibido... por eso...
Aprendamos a ser felices sin sentir culpa.

No sientas culpa por ser feliz!

martes, 4 de diciembre de 2012

Su espalda.

Su espalda. Es la última imagen que se me viene a la cabeza al recordar su figura. Constantemente de espaldas.
Siempre sentí que era una maratón, en la que iba corriendo detrás de él con todas mis fuerzas, divisando su espalda que se desvanecía en la lejanía, conforme me iba quedando sin aliento. Y con cada paso, y cada respiración, y el estremecimiento dentro de mi pecho, me iban dejando más desahuciada.

A veces cierro mis ojos para volver a encontrarlo. Para crear un tapiz de recuerdos en mi cabeza. Las largas caminatas en la canícula de esos días. Los abrazos "eternos" que sólo deseaban ser eso...eternos. El primer beso lleno de ternura con una sensación agridulce entremezclada.
Pero esa es nada más que mi cabeza, haciendome la gran y famosa, "Mala jugada"

"La próxima vez que mires atrás, observa con más cuidado"


Entonces me golpea cual flash de cámara lo que no quiero ver con terquedad...
Yo, llorando, casi rogando, y él en su escabroso silencio. De repente la cruda realidad.
Me mira anonadado, se da la vuelta dubitativo y se aleja....y la imagen que me quedó de ese día : Su espalda. Que es lo último que se me viene a la cabeza, cada vez que recuerdo su figura. 

El inmaduro

La inmadurez se entiende como : Ser un crío, un imberbe, un inexperto, un pendejo...
Un crío, sin embargo, conserva algo así como... un espíritu aventurero e inocente. Y el inocente conserva su inherente curiosidad. Todo lo ve con ojos inquisitivos, por que al curioso el mundo le llama la atención y lo sorprende.
Un crío ríe con plenitud por que no tiene razones lógicas para hacerlo, y eso es maravilloso. Disfruta y vive como nadie puede.
El curioso inmaduro puede ser... tierno. Así como un gran terco al indagar lo que le rodea. Pero está bien en estas personitas. Y voy a resaltar una gran diferencia entre este tipo de inmaduro y el inmaduro que se justifica con un eterno "No voy a crecer, no quiero hacerlo".
La persona que conserva en su interior un Principito indagador e inocente, lleno de amor, se ennoblece en espíritu y crece con su alma...pero crece. Crece enriquecido de sentimientos puros y momentos (buenos o malos) que sabe son invaluables y no olvidará.

Un crío que no quiere crecer y se justifica en ello, es sólo eso. Un pendejito más en el mundo. Que está vacío...

domingo, 11 de noviembre de 2012

Perfecta.

Ella...
Ella tiene cara de antipática. Sus rodillas están chuecas y  no le gusta hacer sociales.
Es bastante testaruda y no le gusta bailar.

"Te quiero" 

Ella tiene piernas de poyo y  los brazos gordos. Tiene marcas de un bronceado mal hecho,  y su sonrisa es cuadrada.

"Te amo"

Además usa anteojos, habla raro, tiene el cabello estropeado y los ojos cansados. Sus labios siempre se ven resecos y cortajeados ya que no para de morderselos, es ansiosa.

"Te amo. Sos hermosa"

Eso, sin mencionar sus manos avejentadas y sus pies lastimados por que no sabe andar en tacos. El cabello revuelto y su aliento insecticida en las mañanas. Sus ataques de celos sin razón. Sus preguntas sin sentido a toda hora. Sus caprichos innecesarios. El mal humor en medio de un boliche, por que recordemos que no le gusta bailar. A parte, come más que un búfalo hambriento y su nariz parece la de un puerquito.
No se conforma con nada y es caprichosa. A ella le cuesta confiar en la gente y no se da a conocer fácilmente con nadie.

"Te amo. Sos hermosa. Sos mi mujer perfecta"

Pero Él la ama de todas formas.



sábado, 18 de agosto de 2012


   Entre todo ese bullicio de gente, luces cegadoras y olores interesantes...cerré los ojos, imaginando su figura, y con un dolor en el pecho, lo deje ir. Adiós.
 

miércoles, 20 de junio de 2012

  No tengo otra cosa que ofrecerle, más que éste despojo de ser humano y el inmenso amor que tengo por su boca que, aún siendo yo, sólo un desperdicio de carne y huesos, sus labios se acomodan y desacomodan, recorriendo dulcemente mi cuello, mi pecho, mi vientre. No poseo otra cosa que no sea un deseo constante del roce con su piel. Pero por sobre todo, nunca perderé el ferviente anhelo que tengo por su mirada...esa que con tanta facilidad me dobla y desdobla, descubriendome un poquito más cada día. No deseo ni desearé que un tercero mire a través de mí, como usted lo hace.

Es usted, sólo usted mi amado.
Usted. Y nada más importa.