martes, 17 de enero de 2012

私の心の痛み

    ....Osea, no sólo sentia como una katana se clavaba profundamente en mi pecho, sino que también me sentía estúpida. Estúpida por creer que el amor lo puede todo. Nunca más, me dije a mi misma, nunca más volví a repetirme.
    Mientras pensaba una y otra vez en mi cabeza lo débil y adolorida que me sentía, sonó mi celular. Era un mensaje, un mensaje de él. Pensé que era un poco absurdo enviarme un mensaje de texto puesto que se encontraba a unos pasos de distancia, sólo tenia que salir de su división y acercarse a la mia. Dicho y hecho. Cuando levante la mirada se encontraba allí parado, aunque esta vez no se veía para nada  arrogante y  jugueton como de costumbre. Rápidamente deje todo lo que estaba haciendo e hice caso omiso a lo que me grito la profesora de química por abandonar la clase.
   La respiración se me agitaba cada vez más conforme daba cada paso y no podía hacer nada para lograr normalizarla. Más me latía el corazón, más me dolía. Cada emoción, que alguna vez tuve, se estaba drenando muy despacito por mis poros.¿Cómo pude sentir algo tan bello por alguien tan desconsiderado?

    Al fin estábamos cara a cara. Lo mire fijo a los ojos en silencio. Su mirada inquisitiva estaba, ahora, llena de vergüenza. "Me siento mal" me dijo con voz temblorosa. Ni bien esas palabras terminaron de ser pronunciadas, el chico al que yo veía tan inalcanzable, se abalanzo sobre mí y quebró en llanto."Perdoname. Perdoname...no quería lastimarte...no quería..." repitió un par de veces mientras me abrazaba fuerte.
   Los minutos pasaban como horas. Traté de serenar sus penas pero sólo lo empeoraba. El despecho me cegaba. Nos sentamos, él se recosto sobre mis piernas y continuo llorando. El pecho me dolía y queria desfallecer y llorar y gritar y hacerlo pedazos, a él, a ella...y a mí. A él por ser tan cobarde, a ella por haberlo  hecho llorar y a mí por ser tan egoísta.
 
_Yo sé que no sos una mala persona pero...hiciste las cosas mal - le dije con voz suave mientras trataba de que no se me notara la angustia.
_Ya sé, Ya sé -respondió frustrado y agregó- Vos tenias razón, soy un pelotudo.
. Le repetí un par de veces más lo mal que había obrado hasta que ya no pude más con mis deseos interiores. No quería verte sufrir. Vos no tendrías por qué estar llorando y menos sobre mí. Hubiese sido  mejor que te quedaras con ella, si eso era lo que te hacia verdaderamente feliz, te hubieras quedado junto a ella consolándola. Tendrías que haberle dicho que sos un idiota pero que, el idiota, la quería a ella.
Al final, sólo lo consolé, cuando ya no le serví más, se levanto, y se fue. Nuevamente me dio la espalda. Observé como se alejaba lentamente.
   Me quede sentada en ese banco un par de minutos más conteniendo mis lagrimas y pensando en cómo podría lograr sobrellevar el día...estaba tan débil, tan débil, con el estomago repleto de dolor.
Deje todo lo que yo consideraba esencial, en mí, por un imberbe que me trato que como si fuera descartable. Y aún así lo quiero de todas las formas posibles. Aunque me retuerza de dolor, me doble y desdoble, me quiebre, me rearme y me vuelva a desquebrajar.Te quiero.
 ¿Cómo puedo sentir algo tan bello por alguien tan desconsiderado?  
   Al final tome las pocas energías que me quedaban, me levante, observe aquel banco, y me devolví a la clase de química.
Lo que abandone en ese banco cual huérfano fueron vestigios. Así es, no quedaron más que vestigios de lo que fue el amor, el único y sincero. Sin tapujos ni restricciones. Eso, y algo de angustia por lo que nunca iba a poder ser... 

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